Lo que ciertamente me preocupa es que cada vez me duelen más los ojos. Umbral diría que es la prosa leída la noche anterior, que se queda ahí, cuajada, enconada en cada ojo, infectada bajo el párpado. El doctor De Pablo, un hombre de ciencia, más pragmático que Umbral, me dice que es el primer capítulo de la vista cansada de la crisis de los cuarenta. Yo estoy convencido de que es alguna idea mal parida, un aborto de pensamiento, un engendro mental que se ha desviado de su camino, que lucha por salir por donde puede de su estancamiento y ahora me golpea donde más duele.
Mal de ojo
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