A veces creo que la única respuesta a tanto desbarajuste es meterse la mano en el pecho y arrancarse el corazón. Toma, aquí lo tienes. Haz con él lo que quieras. Yo ya no puedo sentir nada. No quiero sentir nada. Si quieres echar un polvo, no dudes en llamarme. Pero será un polvo triste, descarnado, sin corazón. Un polvo sin prisa, sin nada que perder, sin esperanzas. Un polvo a corazón abierto. Porque me pones cardíaco. Y ahora mi corazón es tuyo. Puedes hacer con mi cuerpo descorazonado lo que te dé la gana.
Y una vez más David Botello tiene las palabras justas. Ni más ni menos.
Sin palabras me deja el relato 🙈, o se agolpan todas a la vez, ambas opciones son posibles.