Archivo de la categoría: El Punto sobre la Historia

PICASSO Y LA WALTER

Picasso tenía cuarenta y seis años cuando conoció a Marie-Thérèse Walter, una chica rubia, monísima, y de diecisiete años.
Dicen que tuvieron una relación muy física. Picasso convirtió a la Walter en una Lolita, con la que dar rienda suelta a todo tipo de prácticas. Todo tipo.
En esta etapa, por lo que se ve, Picasso se identificó con el Minotauro.
La energía sexual y la fuerza incontrolable de la naturaleza, al que se le permiten todas las transgresiones.
Como era feliz, y a Picasso se le notan mucho los estados de ánimo, empezó a pintar cuadros luminosos, sensuales y brillantes de la Walter.
Dicen los expertos que en uno de estos cuadros, El sueño, la mitad del rostro de la Walter es…
Bueno, juzgadlo vosotros y me contáis por aquí.
¡Os leo!

Esto es otra historia de Diego de León

Ya puedes escuchar aquí el #Podcast del otro día, en el que hablamos de 1841. 15 de octubre. El general Diego de León, acérrimo defensor de Isabel II, compiyogui de María Cristina, héroe de guerra, virrey de Navarra y capitán general de Castilla la Nueva, pide permiso para dirigir su propio fusilamiento. Ya no quedan hombre como os del siglo XIX.
Ainara Ariztoy, de Funerarte, nos habla de la tumba de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, en el Cementerio Civil de Madrid.
Esther Sánchez nos cuenta qué tiene que ver la canción Carmen del grupo Trébol, con el abogado Marcos García Montes y con el Diablo, en una historia truculenta que te dejará sin aliento.
También conocemos, de la mano de Óscar Vélez, el fútbol bigotudo que se marcó el Racing de Santander, en una temporada casi invicta en la que los jugadores decidieron no afeitarse el mostacho hasta que perdieran un partido.
Hablamos con Gonzalo Jiménez Tapia del origen del Canal de Isabel II, que trajo a los grifos de Madrid una de las aguas más potables y sorprendentes del mundo.
Edgar Martín, de Camerata Musicalis, nos cuenta la vida y milagros de Aram Khachaturian, uno de los compositores rusos más importantes de todos los tiempos.
Todo eso, y mucho más, en Esto es otra Historia.
Realizado por Juanjo Ceballos y Miguel Ángel Vázquez.
Con la colaboración de la Universidad Europea, Europea Radio y Haciendo Historia.
Para Onda Madrid.

LHER | CABEZA DE VACA

Álvar Núñez Cabeza de Vaca es uno de los personajes más sorprendentes de la aventura castellana en América. Fue soldado, náufrago, caminante perdido y encontrado, mercader, antropólogo, chamán, defensor y esclavo de los indios, escritor, cirujano… Protagonizó una odisea digna de la mitología griega. 18.000 kilómetros de rutas inexploradas, plagadas de indios hostiles, animales nunca vistos, hambre, miseria, milagros, enfermedades y amistades inesperadas.
Fue el primer pionero del oeste americano. El primero que escribió sobre lo que hoy son los Estados Unidos. El primer europeo que cruzó a pie el sur de Norteamérica, desde Florida hasta México. Si fuese de Nueva York, tendía un Blockbuster. Pero como es castellano de España, aquí no lo conoce ni Blas.
Por eso desde la Historia en Ruta, de la Cadena SER, te proponemos una ruta por la Odisea de Cabeza de Vaca. Si quieres acompañarnos, súbete a la Historia pinchando en este enlace:
https://t.co/OyN92iAzg4

EPH Quevedo vs Góngora: más rivalidad que en un Madrid – Barça


El escritor, investigador y divulgador Jesús Callejo nos cuenta un montón de detalles sobre uno de los piques más famosos del Siglo de Oro, el particular «derbi» que jugaron Góngora y Quevedo, dos archienemigos históricos comparables a Batman y Joker o a Superman y Lex Luthor.

La enemistad surgió en Valladolid, cuando Felipe III (¿o fue el duque de Lerma?) trasladó allí la Corte. Góngora ya era un señor hecho y derecho y había ganado ya la gloria literaria. Para que os hagáis una idea, cuando publicó su primer poema, Quevedo era un tierno bebé de un añito. Vamos, que a su lado, era un pipiolín. ¡Pero ojo cuidao con el pipiolín!

Quevedo estaba intentando hacerse un hueco en la vidilla literaria de la época. Si quería triunfar, necesitaba llamar la atención. Y lo típico del momento era que los jóvenes y los mediocres trolearan a los consagrados, esperando que les respondieran. Si manejáis alguna red social ya sabéis de lo que hablamos. Nada nuevo bajo el sol.

A estas alturas ya os podéis imaginar que Quevedo tiró de su afilada pluma y se cebó con Góngora. Y lo consiguió. No solo llamó la atención, sino que Góngora le siguió el rollo. Los dos escritores empezaron a insultarse. Todo el rato. Eso sí, se insultaban con mucho arte. ¡Cómo se las gastaban! Góngora solía referirse a Quevedo como «Francisco de qué bebo», por su desmedida afición a la bebida. Quevedo le recordaba sus orígenes conversos y le escribió:

Yo te untaré mis versos con tocino / para que no me los muerdas, Gongorilla. / Perro de los ingenios de Castilla, / docto en pullas, cual mozo de camino».

El final de Góngora no fue digno de un gran escritor. Dilapidó gran parte de su fortuna en el juego y tuvo que vender su casa. Se fue a vivir de alquiler a una vivienda miserable. En cuanto se enteró Quevedo, compró la vivienda con Góngora dentro, para darse el gusto de cobrarle el alquiler. Aprovechó el primer impago para desahuciarle. Llegó a personificarse para limpiar la vivienda y desinfectarla. Llamó a ese proceso «desgongorización». Que hay que tener mala sangre… Hala, ya lo sabéis. Si en Madrid no hay una placa que dice «Góngora vivió y murió aquí» es por culpa de Quevedo. El pobre Góngora tuvo que marcharse a su Córdoba natal para morir arruinado y abandonado.

Y, para colmo, Quevedo nos cae mucho mejor que Góngora. ¿Será posible?

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EPH El Rey Pasmado y su amor entre bambalinas con la Calderona

Podríamos decir que el Antiguo Corral de Comedias de la Cruz era el número uno del top ten de los corrales de comedias. Todas las obras del Siglo de Oro español se estrenaron aquí.

Además, aquí tuvo lugar una de esas historias de amor pasionales que nos ha dado nuestra historia patria: la que protagonizaron Felipe IV, más conocido como «el Rey Pasmado», y María Inés, hija adoptiva de Calderón de la Barca, más conocida como «La Calderona». La zagala era una actriz pechugona y de muy buen ver. El rey, como su propio nmbre indica, era muy de pasmarse. Así que nada más verla, se quedó prendado. El resto os lo imagináis. El Rey Pasmado se pasmó tanto que, entre pasmo y pasmo, acabó haciendo un pasmadito a la actriz, al que pusieron de nombre Juan José.

El final no es muy romántico. A la reina no le gustó la cosa, y la Calderona acabó sus días como abadesa en un convento de Guadalajara. Aunque cuenta la leyenda que acabó fugándose del convento, incluso que se refugió en la sierra que hoy día lleva su nombre… Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!

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EPH Haberlos, haylos. Luis Larrodera nos habla de los restos de Cervantes

Hemos quedado con Luis Larrodera, presentador, humorista, guionista, actor… lo que se dice un hombre polifacético, vaya.  para que nos cuente algunas cosas del barrio de las Letras, en el que vivió cuando llegó a Madrid y buscaba algo de la magia del Siglo de Oro para abrirse un hueco en el mundillo de la comunicación.

Divertido, tierno, preciso, nos habla de todo el jaleo que supuso la búsqueda de los restos de Cervantes, que desde 1616 están enterrados en el convento de las Trinitarias. ¡Por cierto! El convento se encuentra en la calle de Lope de Vega, que fue su más acérrimo enemigo en vida.¡Ironías de la Historia! La casa de Lope está en la calle de Cervantes, y Cervantes acabó enterrado en la calle de Lope de Vega. ¡Mira tú qué cosas!

¿Y por qué acabó aquí enterrado Cervantes? Todo tiene su explicación. Cuando el escritor estuvo cautivo en Argel, fue la orden de los Trinitarios la que acabó pagando su rescate. Desde entonces, Cervantes siempre quiso descansar aquí. Pero ya sabéis que en vida no fue precisamente un hombre con muchos recursos económicos, así que, para que el entierro le saliera más barato, durante los últimos días de su vida se le ocurrió meterse a monje.

A Cervantes lo enterraron con los hábitos franciscanos y todo. Luego, ya totalmente difunto, su cuerpo empezó a dar vueltas por el convento, hasta que se le perdió la pista. Hace poco, se realizó una investigación exhaustiva para saber si los huesos de don Miguel estaban aquí o no. ¿El resultado? ¡Ni idea! Vamos, que estar están, pero no se sabe dónde. Los restos de Cervantes son como las meigas: haberlas, haylas. Menos mal que la investigación fue exhaustiva… porque, ¿os imagináis qué pasaría si esto ocurriera con los restos de Shakespeare, por poner un ejemplo? ¡Cuánto tenemos que aprender!

Para añadir más leña al fuego, en el interior del convento se puso una lápida para honrar el «nuevo sepulcro», y van y cometen una errata ortográfica. En vez de ‘Persiles y Sigismunda’, título original de la obra (¡que tampoco es como para hacerse una camiseta!), pusieron ‘Persiles y Segismunda’. La errata parece una tontería. Tan solo una letra de nada. Lo que pasa es que esta letra cambia el título de una obra de Cervantes.  Es como poner ‘Don Cojote de la Mancha’. O, peor todavía, ‘Guerra y Pez’, de Tolstoi. En fin…

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EPH Cervantes: El Tartamudo de Lepanto suena como más flojuno

Aunque la foto sea de Larrodera, en este vídeo hablamos de don Miguel de Cervantes Saavedra. ¿Puede haber un nombre más ilustre? Nuestro afamado escritor es conocido por todos como el manco de Lepanto, debido a sus heridas de guerra en la batalla que lleva el mismo nombre. Pero lo que pocos saben es que, además, era tartamudo. ¡Sorpresa!

Sin embargo, ninguna de estas dificultades impidieron que se convirtiera en el escritor más importante de todos los tiempos. Un crack, es lo que era don Miguel. ¿Y qué hace España con sus cracks? ¡Exacto! No cuidarlos lo suficiente. Tenemos al escritor más importante de la historia y alguien pensó que era buena idea destruir la casa en la que vivió y murió. Muy bien. Una vez más, «Spain is diferent», pero los pelotazos urbanísticos siempre han sido iguales.

Mesonero Romanos, cronista de Madrid, intentó salvar la casa donde vivió Cervantes, pero el dueño acabó derribándola. Aunque hoy la fachada está llena de recuerdos de Cervantes, desgraciadamente no es la casa original.

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